
El mundo de Walter Espino
es un cuaderno de deudas pendientes,
una nebulosa de dolores recibidos y causados
en un revoltijo de emociones sin nombre.
Walter camina con una mano apretándole el cuello
y, mientras camina, esboza una mueca
mirándose al espejo. Al intuir, sonríe y se ve
reflejado en el otro.
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