
Se viene la mañana de naranja
y tu sombra, a ratos gris,
se disuelve en lo claro del día.
Por la arena,
camina tu cuerpo turgente
que se va perdiendo en el agua.
Sigo tus pasos
y en el límite del horizonte
vuelvo a encontrarte
sumergida en un sueño,
atando amores brujos
con una caracola.
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