
Enero, otra vez, un río
y su discurrir gélido
mordiendo el aire y el rostro
del aspirante a poeta Mathis Huber.
Pero los febreros, esta vez,
no prometen luces efímeras
ni besos, siquiera con desaire.
Sólo fechas desvencijadas,
un pasar de soledades vacías.
El calendario del hombre:
un corredor oscuro
del que no escapa la magua
ni el silencio.
©️Este texto está inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual.
Debe estar conectado para enviar un comentario.